«Los límites de la literatura infantil están mucho más allá de lo que creemos»

'El estudio de las estrellas', Javier Velasco

Cuando la filóloga Olalla Hernández terminó la carrera y empezó a trabajar en la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, dedicada a la difusión de la lectura, descubrió el mundo de la literatura infantil, «cómo concebir un libro para niños, cómo se lo llevan a su terreno, que los límites están mucho más allá y pocos los exploran. Y me enamoré de la narración gráfica». Su padre es pintor y se recuerda desde pequeña imaginando las historias con imágenes, así que no es de extrañar que desde entonces se haya especializado en la promoción de la lectura, especialmente, de la imagen narrativa que «ni siquiera tiene que ser figurativa si la acompaña un texto que la complete» para que los niños la entiendan.

Olalla Hernández

Hablamos con Olalla en la Librería del Bosque de la Maga Colibrí, en Gijón, un laboratorio de la pasión por la lectura y por la infancia, donde semanalmente se organizan talleres para niños y adultos sobre ilustración, lectura, presentaciones de libros, formación para el profesorado… Sentados en una mesa que bien podría haber utilizado Tim Burton en Alicia en el País de las Maravillas, Olalla sirve cuidadosemente un oloroso té. «Los buenos libros ilustrados, al tener distintos niveles lectores, permiten al adulto que acompaña al niño no sentir que está haciendo algo que no le corresponde por edad o intereseses, sino que se interpreta dependiendo de tu capacidad intelectual….». En este mundo se movía Olalla hasta que el editor de Thule, José Díaz, le ofreció dirigir una nueva colección de cómic infantil cuando supo que ella estaba haciendo su doctorado sobre unos muy vanguardistas que se hicieron en Estados Unidos en el 2000, una experiencia que deseaba trasladar a España.

'Dónde perdiste tus alas maldito cosmonauta', David de las Heras

«Quería que integrara la ciencia ficción aunque me daba un poco de miedo porque los niños aún no tienen esos referentes ya que ni siquiera han descubierto su mundo, pero nos arriesgamos tocándola de una forma personal». Y con este planteamiento nació Isla Flotante, que empezó a llamar la atención antes de llegar a las librerías gracias a su presencia y dinámica en Facebook, muy personalista y que desde el principio compartió trabajos interesantes de autores nacionales e internacionales. Pero sobretodo fue la edición de un fanzine con ilustraciones de las historias que van a integrar la colección las que marcaron el pistoletazo de salida y también de otros autores que han querido participar con alguna imangen en Isla Flotante. «No conocía ningún fanzine para niños y me parecía interesante recuperar la tradición de este formato». La portada del conocido ilustrador Sergio Mora, autor entre otros muchos trabajos, del cuento Papá tatuado, es sólo la bienvenida a un compendio de nuevos talentos. Así pues, primero se colgó el pdf en la Red con la intención de sólo imprimir unos 1500 para libreros y las ferias del libro que se celebran esta primavera. Pero dado el interés que despertó entre los lectores, algunos en el extranjero, y la posibilidad de demandarlo fácilmente gracias a la actitud proactiva que la colección había abonado previamente en las redes, decidieron venderlos también por Internet.

«Con Isla Flotante queremos hacer cómics de creación. De hecho, sólo hemos comprado los derechos de uno, Buh, de Andy Runton, que conocí en Canadá». Buh es relato con personajes que hablan a través de viñetas en las que no hay palabras sino dibujos. «Un día estaba una editora que sabe muchísimo de libros en casa y no era capaz de entenderlo. Curiosamente el hijo de una amiga se lo fue explicando viñeta por viñeta, por pura intuición. A eso me refiero con los límites».

Sonja Danowsky conoció Isla Flotante por Facebook y quiso participar en el fanzine con esta ilustración llamada 'Pensamiento Natural'

Los libros se están creando ahora, conjugando los conocimientos y el talento de los autores, muchos de ellos jóvenes, con la formación en la promoción de la lectura y la pasión novel por la edición de Olalla. El fanzine nos ofrece una panorámica de una colección arriesgada, volcada en unas ilustraciones vanguardistas y que llaman furiosamente a la curiosidad no sólo de los infantes sino también de los adultos.

«A través de Facebook hemos creado ese universo donde ese sello de un huevo flotante (logo de la colección) tiene vida al margen de los libros y que nos permitirá hacer otras propuestas como proyectos de animación…». De hecho, el primero cómic creado ex profeso y que ya está en las librerías es Robinson Crusasán, de Salva Rubio y Cristina Pérez Navarro,  una proyecto que nació siendo un guión para un corto, ganador del primer premio de la IV Semana Internacional de Cortometrajes y Guiones Ciudad de Utrera, y que ha visto la luz antes como cómic. En el fanzine también encontramos trabajos, entre otros, de Rubén Varillas, Gaspar Naranjo, de los autores de Chupetes de Luna, José Urriola y Javier Velasco, que ya está en las librerías y que cuenta la curiosa forma que tienen unos padres de engatusar a su hija para quitarle el chupete; o un par de montajes fotográficos de la propia Olalla que crea sus historias a partir de imágenes antiguas y que próximamente publicará su primer libro.

«La literatura infantil ha avanzado muchísimo en los últimos años y en ámbito de la ilustración más aún. Pero no sólo por la demanda de los padres y de los niños, sino también por la iniciativa de los propios ilustradores que han ido encontrando su sitio en un país donde no había tradición, al contrario que ocurría en Francia, por ejemplo». Sin embargo, esta narrativa se desenvuelven en un mercado de precariedad que se acentúa cuando incluye ilustraciones. Los adelantos en España suelen estar entre los 1.000 y los 1.500 euros, más el 5% que los autores reciben por ejemplar vendido de unas tiradas que no suelen superar los 2.000 ejemplares salvo reediciones, muy escasas en este ámbito. «Todo se presupuesta dependiendo del precio que le quieres poner al libro. Y hoy se considera que un libro o un cómic es caro si cuesta más de 15 euros, pero de ahí tiene que cobrar muchas personas». El resultado es que un trabajo que puede llevar meses elaborarlo, apenas si termina siendo pagados con más de 2.500 euros. Y la crisis no sólo ha provocado un parón en la compra por parte de las familias, sino que también las bibliotecas públicas y de los colegios han dejado de renovar sus fondos. Pese a ello Olalla, que últimamente se ha centrado en la formación online para másteres y otros cursos, y que tiene gran experiencia en el trabajo con bibliotecas públicas, ha comprobado cómo aquellas que en tiempos de bonanza económica se esforzaron por mantener actualizados sus fondos y una agenda de actividades interesante, siguen siendo núcleos dinámizadores de la cultura en los barrios, «bulliciosas y vivas». Fin que comparten con este fanzine y esta colección de cómics que reta y sumerge a la imaginación de los niños en historias abiertas y sugerentes, y a los adultos que les acompañan en la lectura, «un hábito que no debe abandonarse cuando los menores aprenden a leer», como eso, inteligentes adultos lectores.

Ilustraciones publicados en el fanzine: 'El viaje', de Aitana Carrasco y 'Los regalos de papá', de Decur

5 thoughts on “«Los límites de la literatura infantil están mucho más allá de lo que creemos»

  1. M. says:

    Qué chulada! ¿Dónde puedo conseguir un ejemplar para regalárselo a mi hija?

  2. Molly says:

    I ought to admit that this can be one particular excellent insight. It surely gives a company the opportunity to get in around the ground floor and really take part in making something special and tailored to their needs.

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