Protestas por el caso Mayuba en los campamentos saharauis

 Mayuba ya está donde esta mujer mayor de edad quiere estar: en España junto a su familia de acogida. Ha pasado más de dos meses retenida por su familia biológica, a la que había visitado tras enterarse de que su abuela estaba gravemente enferma. Mayuba, nos dice su padre de acogida, quiere pasar página y no hacer más entrevistas, por lo que nos remitimos a sus declaraciones para El Levante, recién llegada a Valencia. La explicación de sus padres biológicos era que»tenían miedo de que yo volviera a España y nunca más regresara a los campamentos. Que querían pasar más tiempo conmigo». Finalmente, su padre le devolvió el pasaporte como una muestra de confianza y así ella pudo escaparse en el coche de un conocido hasta el aeropuerto de Tindouf, donde empezaría su retorno a España. Esta licenciada en Filología Árabe y beneficiaria de una beca Marie Curie en Londres por sus inmejorables notas puede continuar con su vida, después de «un problema estrictamente familiar. Es un tema de tu familia, del pensamiento que tenga tu padre y tu madre. Es un tema más familiar que social». Así lo entiende la mayoría de las personas saharauis consultadas en los campamentos de refugiados saharauis, que entienden que Mayuba debe tener derecho a tomar sus propias decisiones libremente.

Sin embargo, desde la huida de Mayuba el jueves, la situación de seguridad en los campamentos de refugiados se ha enrarecido. Miembros de la tribu a la que pertenece la familia de Mayuba, se trasladaron el sábado a Rabouni, la capital administrativa de los campamentos, para protestar ante el edificio de la Presidencia. Acusan al Frente Polisario de facilitar la huida de Mayuba.

Mohamed Lamin Daddi, ministro de Salud saharaui en su despacho (P.S.)

Las manifestaciones que se han sucedido a lo largo de los últimos días han terminado en algunos casos en enfrentamientos con piedras y palos con la Policía saharaui, y son numerosos los heridos que han sido atendidos en el hospital. Según diversas fuentes, muchos de los integrantes de las protestas han llegado estos mismos días de los Territorios Ocupados del Sáhara por Marruecos. El Ministro de Salud del Frente Polisario, Mohamed Lamin Daddi, en declaraciones para Periodismo Humano, apunta a la monarquía alauí como principal promotor y beneficiario de estas revueltas con el fin de desestabilizar al Frente Polisario.  “La postura del Frente Polisario es respetar los derechos de todas las personas. Mayuba es una mujer mayor de edad y nadie debe intervenir en su voluntad de libertad. Nuestras leyes y culturas no permiten secuestrar a nadie y Mayuba se ha ido libremente por su decisión. Y demás tienen nacionalidad española (…) Pero estamos seguros de que Marruecos está implicado en estas provocaciones y quiere aprovechar la ocasión para crear problemas y desestabilidad”.

Marruecos vive un momento delicado a nivel internacional por el conflicto por el Sáhara. En las últimas semanas un tuitero anónimo ha revelado numerosos documentos diplomáticos sobre el contínuo rifirrafe entre Marruecos y las Naciones Unidas a cuento de la ocupación del Sáhara. Según estos cables, al distanciamiento con la Administración de Obama -que cada vez se muestra más cooperadora con Ban Ki Moon en este asunto- se suma el aislamiento que sufre el régimen marroquí con todos los países de su entorno. Salvo con España. De hecho, el ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margalló, aparece como un estratégico aliado en la campaña lanzada por Mohamed VI para desacreditar al enviado personal para el Sáhara de Ban Ki Moon, Christopher Ross. Y la nueva responsable de la Minurso (la misión de la ONU en el Sáhara) no ha podido tomar aún posesión de su cargo porque Marruecos la acusa de pretender inmiscuirse en cuestiones de derechos humanos en los Territorios Ocupados, donde cotidianamente activistas saharauis son apaleados y detenidos.

En este escenario, el caso Mayuba que ha sido vinculado por ciertos sectores mediáticos como una muestra del integrismo o radicalización islamista de parte de la sociedad saharaui, podría ser utilizado por Marruecos para incidir en sus interesadas acusaciones al Frente Polisario de vínculos con Al Qaeda y otros grupos radicales, hechos que ya fueron desmentidos en 2010 por Estados Unidos. En este sentido, el Frente Polisario y cooperantes se muestran preocupados por el impacto que pueda tener en la solidaridad de la sociedad española con el pueblo saharaui el caso aislado de Mayuba.

La decisión de la Diputación de Valencia de retirar las ayudas de cooperación al desarrollo a los campamentos de refugiados son interpretadas como un uso indebido de las políticas de cooperación por muchas de las personas consultadas, y como un chantaje inaceptable por parte del Frente Polisario. Así nos lo explica Lamin Daddi : “El acto de la diputación no es una postura aceptable y rechazamos cualquier ayuda bajo presión o condicionamientos. El que dé su ayuda presionando, que la guarde porque no la necesitamos. Nuestra dignidad primero. Y eso lo sabe bien el pueblo saharaui y el español”.

El Ministro de Salud saharaui insta al gobierno español a que asuma su responsabilidad con el pueblo saharaui como excolonia e impulse el referéndum desde su recién asignado asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU. “Marruecos está bajo presión por parte de muchas organizaciones humanitarias y de las Naciones Unidas: no ha aceptado a la canadiense (la nueva representante de la MINURSO), ni que Christopher Ross visite la zona… Está buscando el fracaso del Plan de Paz y de las negociaciones. Pero lo que lamentablemente no veo es una postura del gobierno español paralela con la de los pueblos españoles, que apoyan la autodeterminación del pueblo saharaui. España es responsable de la administración en el Sáhara porque nadie reconoce esa ocupación marroquí injusta de nuestra tierra. Ahora que España es miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y que puede jugar un rol muy importante para llegar a una solución justa para nuestro pueblo, esperamos que se mueva en ese sentido”.

Lamni Mustafa en Rabouni (P.S.)

Mohamed Lamni Mustafa es uno de esos miles de niños saharauis que se han beneficiado del programa Vacaciones en Paz. Como al resto de pequeños, salir de uno de los lugares más inhóspitos del mundo donde en verano se alcanzan temperaturas de más de 50 grados, mejoró su salud física y mental. En su caso, además, le sirvió para aprender a lidiar con su diabetes diagnosticada a los 11 años, y conocer a otras personas que le impulsaron a dedicar su vida a trabajar por el bienestar de los demás. Por todo ello, este joven teme que la repercusión del caso Mayuba pueda afectar a este programa: “Esto ha sido un problema personal que no tiene nada que ver con el Frente Polisario. Tiene que ser muy duro para una familia ver cómo su hija huye de ellos, pero también sabemos que su familia de acogida la quiere como una hija. Lo que me gustaría decirles a las familias que acogen niños saharauis es que este problema no les haga cambiar de idea. Porque los marroquíes están intentando estropear este programa por un caso aislado”.

Mientras, la vida de la población de los campamentos de refugiados sigue dificultándose a causa de los recortes de las ayudas internacionales que en el caso concreto español, se ha reducido a la mitad desde el inicio de la crisis. Los 165.000 saharauis  que sobreviven rodeados de arena y nada más, que han sido capaces de construir -aunque sea precaria- una estructura mínima que les ha permitido sobrevivir en este entorno infernal 39 años -desde que Marruecos les expulsó a sangre y fuego de sus tierras en el Sáhara Occidental- siguen librando cada día una batalla para cubrir sus necesidades básicas, para conservar la paciencia, para alimentar la esperanza de que la comunidad internacional cumpla con su deber y obligue a Marruecos a aceptar la celebración de un referéndum que abra la vía para el retorno y la autodeterminación. Sobre el terreno, parece un milagro que se pueda sobrevivir cuarenta años en un entorno infernal como éste y conservar tanta dignidad, tanta alegría y una hospitalidad abrumadora con los extranjeros. La misma que los 4.000 niños saharauis han disfrutado este verano gracias a las familias españolas participantes en el programa Verano en paz -un 35% menos que en años anteriores por la crisis- y que muchos otros esperan poder conocer el próximo año.

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