El movimiento 15M literalmente tomó la Bastilla en París. E, inmediatamente, fue desalojado. Sin embargo, la carga simbólica de aquel hecho así como la rápida integración de franceses en la protesta, hasta ser mayoría en estos momentos, convierten a este colectivo que mantiene el nombre de Democracia Real Ya-París, en uno de los más activos de los que se han conformado fuera de España. El trabajo asambleario es diario y se mantiene en la calle, pese a que a partir del mediodía la plaza de la Bastilla, sea acordonada y, por ello, hayan tenido que trasladar su centro de operaciones unos cuantos metros del símbolo revolucionario por excelencia.
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Conversamos por skype con Mónica Sala Valdés, una bióloga española que lleva desde septiembre investigando el cáncer de colón en un hospital parisino y que fue la creadora del evento en Facebook que dio origen a la movilización. Como es intrínseco a este movimiento, habla en su propio nombre pues no hay líderes ni portavoces oficiales. Nos atiende entre sorprendida y cabreada porque el fundador y presidente del Partido de la Izquierda, Jean-Luc Mélenchon, porque «acaba de decir en una entrevista que fue él quien llamó a la gente a concentrarse cuando no fue así«.
Periodismohumano. Pero entonces, si partidos tradicionales intentan apropiarse del movimiento ¿es que está teniendo una buena acogida en Francia, no?
Mónica Sala Valdés. No están siendo unas protestas mayoritarias y, de hecho, mucha gente en Francia desconoce aún su existencia, pero sí están muy impresionados porque nunca habían visto un movimiento pacífico de tanta gente reuniéndose para trabajar, donde todo el mundo puede hablar en las asambleas -con lo que les gusta debatir-. Y están acostumbrados a que siempre estos movimientos terminan siendo, como dicen ellos, recuperados por un partido político. Vamos a hacer todo lo posible para que eso no ocurra. Acabamos de grabar un video para desmentir las declaraciones de Mélenchón.

P. Pero han pasado apenas dos semanas y ya la mayoría de los integrantes de DRY-París son franceses. ¿Cómo ha sido el proceso?
M. S. V. El día 19 contacté con Democracia Real Ya por Facebook para preguntarles si había algo organizado en París. Me dijeron que no, así que creé un evento para que simplemente nos reuniéramos los españoles en apoyo a lo que estaba ocurriendo en España. Inmediatamente se creó una web y al día siguiente ya éramos entre 300 y 400 personas las que fuimos a la Embajada de España. Pero es un sitio muy pequeño, no cabíamos, por lo que decidimos trasladarnos a la zona del Trocadero y empezar a trabajar en las comisiones, siguiendo lo que habíamos oído de la Puerta del Sol. Lo hicimos sobre la marcha, era la primera vez que hacíamos algo así y no había nadie que nos dijera cómo debíamos hacerlo.
P. ¿Y el perfil de los concentrados cuál era?
M. S. V. Muchos investigadores, personas con trabajo aquí que lleva cuatro o cinco años, estudiantes… Nadie con más de 40 años. Pero no es algo de los Erasmus cómo dicen algunos medios franceses. Y el sábado, cuando decidimos hacer la acampada, también votamos sí a que entraran a formar parte de la protesta los franceses. Porque desde el primer día había muchos que se habían interesado, que se acercaban y nos preguntaban. Están muy acostumbrados a las protestas y en cuanto se integraron, llamaron a sus amigos. Al principio, las intervenciones eran en español y francés y traducidas. Pero ahora españoles que trabajemos diariamente, somos unos cincuenta y franceses muchos más, así que lo hacemos todo en francés.
En cuanto a nuestros objetivos, son los mismos que en España. Sólo hay dos temas específicos nuestros que son: la lucha contínua para que ningún partido político se apropie del movimiento y meter en la cabeza de todos que esto es una lucha pacífica. Porque cuando nos desalojaron el domingo de la Bastilla y utilizaron gases lacrimógenos, cuando se lo conté a mis compañeros del laboratorio al día siguiente, al menos cuatro de los diez que estábamos habían recibido alguna vez esta respuesta en una manifestación. Es lo normal aquí. De hecho, ha habido desacuerdos sobre si deberíamos mantenernos pacíficos porque algunos franceses creen que deberíamos ir contra la policía. De hecho algunos en los foros dicen que a los españoles nos gusta que nos den hostias porque les cuesta entender la resistencia pacífica.

P. ¿Y cuáles son vuestros planes de futuro?
M. S. V. Pues el otro día un niño de 15 años cogió el micrófono y pidió que se hiciera una comisión para llevar el movimientos a los institutos. Imagínate lo asimilado que tienen el activismo. Pues eso, estamos organizándonos para llevarlo a los extrarradios de París, a los institutos… Pero sobre todo nos estamos organizando para que sea sostenible en el tiempo porque durante estas semanas terminaba a las tres de la mañana y a las siete empezaba a trabajar…

P. ¿Y cómo es la coordinación con otras acampadas?
M. S. V. A través de una cuenta de correo y con contactos vía skype con las acampadas de Soria, Mallorca, Donisti y Granada. Y hemos proyectado el desalojo de la acampada de Barcelona para que los de aquí vieran lo que estaba pasando en España. Además de franceses y españoles, hay muchos argelinos, muchos marroquíes, y tunecinos que están apoyando el movimiento. Hay un tunecino que habla en todas las asambleas y que siempre repite que «es el pueblo el que tiene que ser oído y que es el que ha decidido rebelearse en Túnez contra la dictadura y aquí contra la oligarquía».
P. ¿Por qué te vas a a Francia?
M. S. V. Soy una científica expatriada, que ha tenido que irse porque en España la investigación está muy mal. Soy bióloga y, después de leer la tesis, salvo que tengas de los mejores currículos, es muy difícil conseguir algo. El año pasado hice una estancia corta en París y decidí que me venía porque hay muchas más ayudas de empresas privadas para la investigación. Y tengo un contrato del Sistema de salud francés de dos años, mucho mejor pagado de lo que habría cobrado como post doctorada en España. Pero también es una cuestión de sentirme valorada, aquí siento que lo soy. Allí estaba haciendo mi tesis con becas con las que no cotizaba ni tenía derecho a paro.

P. ¿Es tu primera experiencia como activista?
M. S. V. Sí y ha cambiado mi vida en muchos aspectos. Para empezar, el trabajo en grupo y aprender a confiar en los demás sin conocerlos de nada… Es algo para toda la vida: aprender a delegar, el irte a casa sabiendo que otra persona lo va a hacer. Otra cosa: lo que une tener una misma ideología, no política, sino querer cambiar las cosas. Me siento más unida a estas personas que a las que conozco desde hace meses.
El primer día de concentración hubo alguien que dijo «Somos los hijos de la democracia y aún no hemos hecho nada por ella». Nuestros padres vivieron la Transición y nosotros hemos vivido muy bien y lo único que nos preocupaba es tener el IPad 2 mientras se está abriendo la Franja de Gaza a través de Egipto.
Simplemente si conseguimos concienciar un poco de que somos nosotros los que podemos y, entre comillas, debemos luchar por la Democracia, para mí ya es un paso bien dado y para el que no hay marcha atrás.
El despertar va más allá: la conciencia de que el que esté por encima de nosotros, sin nosotros no es nadie
P. Hay quien ha visto en esta movilización una protesta por la situación laboral exclusivamente. ¿Qué más razones te han movido a ti?
M. S. V. No es sólo por el paro, ni por las escasas expectativas de futuro, ni por lo caro de la vivienda. Es porque nos empezamos a dar cuenta de que esto no es una Democracia, que no se nos está teniendo en cuenta, que estamos siendo manipulados todo el tiempo. Pero el despertar va más allá: la conciencia de que el que esté por encima de nosotros, sin nosotros no es nadie.
Pero también creo que la revolución no va a darse en dos meses, sino en una concienciación contínua. Y, quizás, en tres años empiece a verse algo que no sé qué va a ser, la verdad. Pero el sólo hecho de trabajar en grupo, de escucharnos, de estar argelinos, tunecinos, comunistas y de derechas escuchándonos, discutiendo sin llegar a las manos… Si en la próxima reunión de vecinos la gente no se mata, ya es un avance.
Hay mucha gente mayor francesa que se ha sumado y que estuvo en Mayo del 68, que están sintiendo emociones que no revivían desde hace cuarenta años, y que coge el micrófono y se emociona y dice: «hoy me he vuelto a sentir joven».

Y luego, el hecho de que no haya nada de alcohol ni drogas está cambiando la percepción sobre los jóvenes españoles, de «español, vamos a la playa botellón». Los franceses siempre agradecen este movimiento español y a los países árabes, nunca se olvidan de las revueltas árabes.
Y nos queremos mucho, nos cuidamos, nos animamos, «esto es una carrera de fondo». Hay un compañero de mi comisión que se llama Pablo que siempre está con la frase «Humor, amor». Algo ha cambiado en mí. Está siendo una experiencia increíble. Tengo algo dentro que me hace querer continuar hasta cuando sea.
Me ha encantado la entrevista, me siento muy identificada animo que esto no hay quien lo pare!!
Creo que si alguien ha alentado a un movimiento ciudadano en Francia, desde hace mucho tiempo, es Melenchon; desde su abandono del PS, su libro, su participacion politica y su constante discurso en ese sentido. Creo que Monica debe estar contenta de haber estado en diapason con el momento historico que vivimos… Necesitamos ciudadanos comprometidos como ella y politicos como Melenchon.
Todo el mundo lucha hasta que tiene lo que quiere… luego… se olvidan de todo :(.
Gerwin (El mitómano)