De abogado de las causas perdidas a sentar en el banquillo al dictador Ríos Montt

Edgar Pérez durante el juicio contra Ríos Montt (Cristina Chiquín / Prensa Comunitaria)

«Nos notificaron que el juicio comenzaría el 8 de agosto de este año. El equipo jurídico nos concentramos para planificar cómo prepararlo, teniendo en cuenta que era un caso importante por muchas cosas: por lo emblemático, por lo complejo, por la cantidad de pruebas, pero también por el contexto en el que se iba a desarrollar, con un Secretario de la Paz diciendo que no había habido genocidio (…) Pasamos cuatro días encerrados diseñando cómo establecer las alianzas con las demás organizaciones, cómo se iban a trabajar las visitas a la comunidad, cómo se les iba a informar a éstas y a la comunidad internacional, cómo se iba a preparar a los testigos, el reto de encontrarse con mujeres indígenas que estuvieran dispuestas a hablar sobre la violencia sexual durante el conflicto con los detalles y la gravedad que sabíamos, el trato que debían tener… Y sorpresivamente nos notifican que se adelanta al 19 de marzo. Imagínese cómo reaccionamos. Desbordaba cualquier posibilidad de ejecutar la planificación que habíamos hecho».

De repente, el Bufete Jurídico de Derechos Humanos del que Edgar Pérez es fundador sólo tenía un mes para organizar el juicio que por primera vez sentaría en el banquillo a un jefe de Estado por crímenes de genocidio y lesa humanidad. En cualquier caso, llevaban años preparándolo, aún sin tener claro que fuese a llegar el día en que Efraín Ríos Montt se sentase en el banquillo de los acusados. Todas las organizaciones nacionales e internacionales implicadas en el proceso judicial tuvieron que rediseñar la estrategia que llevaban años tejiendo con las comunidades indígenas que habían sido torturadas,  masacradas, violadas, torturadas, mutiladas, aniquiladas y sus supervivientes, condenados al silencio.

Edgar Pérez es uno de los letrados más significativos en la lucha por la memoria histórica de Guatemala, habiendo llevado la mayoría de los casos relacionados con la guerra que azotó el país durante 36 años. Empezó a ejercer en 1997 pero su camino hasta los tribunales bien explica su fuerte compromiso con una búsqueda de la justicia que ha puesto su vida en la diana de una oligarquía militar que sigue siendo la propietaria de la mayor parte del país.

«Nací en un barrio marginal en las periferias de la capital. Crecí en unas circunstancias bastantes precarias, en un área considerada roja por la criminalidad, la drogadicción… Tuve la oportunidad de hacer lucha grecorromana, destacar y no tener la necesidad de trabajar y poder estudiar. Gracias a ello pude viajar y, conforme lo fui haciendo, cada vez era más la vergüenza ajena porque hasta entonces no había tenido consciencia de que existiera una guerra. En el 89 entré en la universidad y aparecieron cinco o seis líderes estudiantiles muertos y eso le va impactando a uno … Tenía interés en poder ayudar y no tenía la aspiración de tener un trabajo donde me pagaran bien, sino por el que me sintiera bien. Trabajé un par de semanas en el equipo de antropología forense para entender cómo se hacían las exhumaciones en cementerios clandestinos, y justo entonces la Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos de Guatemala necesitaba un abogado pero no tenían dinero».

Edgar Pérez durante el juicio contra Ríos Montt (Brigadistas de la Paz)

Así comenzó la andadura profesional de este letrado que muchos recuerdan por sus documentadas intervenciones en el juicio contra Ríos Montt. En 2001 monta su propio bufete al que acuden muchas de las víctimas que había asesorado previamente, «las pasé económicamente muy mal porque obviamente mis clientes no tenían dinero para pagar», nos cuenta en entrevista telefónica con Periodismo Humano.

El juicio contra Ríos Montt, cuya condena por crímenes de lesa humanidad y genocidio fue anulada por el Tribunal Constitucional amparándose en irregularidades en el proceso, se reanudará en enero de 2015. El acusado tendrá entonces 88 años.

Periodismo Humano. En este juicio participaron numerosas organizaciones nacionales e internacionales de áreas tan diversas como la antropología forense, la psicología, el derecho, la historia, la documentación e investigación social… Pero siempre tras la estela y en coordinación con el trabajo de años de las asociaciones de víctimas. ¿Qué lecciones deberíamos aprender de este juicio histórico?

Edgar Pérez. En otros juicios, algunas organizaciones habían intentado jugar un rol protagónico empañando el papel de las víctimas. En esta ocasión, fueron las protagonistas totales y además demostraron a los familiares de los militares que tenían un respaldo total.

Un ejemplo. Cuando la jueza Patricia Flores anuló el 18 de abril todo lo actuado hasta noviembre de 2011 nos sentimos defraudados por el sistema judicial guatemalteco. El equipo jurídico nos preguntábamos qué decirles a las víctimas, cómo transmitirles consuelo. Sin embargo, fueron ellas quienes nos dijeron que iban a seguir luchando, que era lo normal que los quisieran parar. Y nos pidieron que no nos fuéramos de la reunión porque querían darnos aliento para que no desfalleciéramos en nuestro trabajo. Querían pasar uno a uno, darnos un abrazo. Fue un momento muy especial.

P. En estos momentos hay víctimas que testificaron en el juicio que están siendo hostigadas por sus victimarios con los que han tenido que convivir en silencio durante estos años porque son vecinos. ¿Qué se está haciendo para proteger a estas personas?
En la zona ixchil hay desde vecinos que hacen comentarios en contra de los testigos del tipo «ya viste, de nada sirvió que declarases» hasta actos intimidatorios y amenazas para que no vuelvan a declarar. En cuanto a protegerles, nosotros no tenemos mucha incidencia en este sentido porque sólo nos reunimos con los testigos, pero el Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos  sí está dándoles respaldo psicológico, informándoles de cómo va el proceso… Pero hasta el momento no se ha decidido denunciar estos actos porque sería ponerles en mayor riesgo, en confrontación directa con sus vecinos.

De todas formas, tras la anulación de la sentencia por genocidio, el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, fue a entregar bolsas de comida y los grupos de víctimas de la región se organizaron para poner carteles en contra e hicieron unos pronunciamientos muy fuertes. Esto fue muy importante porque no partió de las organizaciones, sino de las asociaciones locales donde además hay un movimiento de exmilitares que son los que tienen la estructura de control e intimidación. Y aunque no todos, la gran mayoría de los testigos están dispuestos a repetir la experiencia del juicio. Pero  lo más importante es que, hasta hoy, nadie ha cuestionado la historia que cada uno de ellos contó en el tribunal.

Entre los éxitos más notables de Edgar Pérez en la lucha contra la impunidad hay que destacar la condena de más de 6.000 años de prisión que logró para los cuatro exmilitares responsables de la masacre de las Dos Erres por tortura, violación, crímenes de lesa humanidad y muerte de más de 200 civiles. Asimismo llevó el caso que se resolvió con la primera condena en este país por desaparición forzada durante el conflicto armado y la primera sentencia condenatoria por una acción criminal contra un defensor de derechos humanos, ambos en 2009.

Por todo ello, en 2012 fue reconocido con el prestigioso Premio Abogado Internacional de Derechos Humanos (IHRLA) de la Asociación de Colegios de Abogados Norteamericanos (ABA).

P. ¿Cuáles son los principales violadores de derechos humanos en Guatemala hoy?
E. P. Los principales actores que inciden en nuestra estabilidad emocional y en nuestra seguridad siguen siendo los exmilitares que de una u otra forma tuvieron algún tipo de participación en las arbitrariedades del conflicto armado. Por ejemplo, la Fundación contra el terrorismo, que trata de deslegitimar el trabajo sobre la memoria histórica. Aparezco en un pasquín anónimo, pero que suponemos que es de esta fundación, dirigido a desacreditar el trabajo de la sociedad civil. Ahora se nos acusa de estar enriqueciéndonos con el dolor de las víctimas. La Asociación de Veteranos Militares también está constantemente atacando a los defensores de derechos humanos.

Tras la sentencia por genocidio contra Ríos Montt, la Fundación contra el terrorismo señaló públicamente a varias organizaciones como enemigas de la patria, entre ellas, a la Asociación de Mujeres de Guatemala, con sede en España.

P. ¿Cómo se financia el Bufete Jurídico de Derechos Humanos?

E. P. En 2010 formé un equipo de abogados con apoyo del gobierno de Canadá y el objetivo es formar a más abogados jóvenes. Yo no cobro nada del bufete con la ventaja de que tengo un despacho por el que no pago renta. Somos 13 personas, 7 abogados y 5 asistentes, y trabajamos con Abogados Sin Fronteras Canadá, con la Sorbona en Francia, que nos envían jóvenes que nos apoyan en las causas.

Canadá ha dejado de apoyarnos por causas políticas, por lo que pasamos un par de meses difíciles durante el juicio. Pero ahora nos está ayudando Suecia. No sabemos si sobreviviremos en el futuro, pero la intención es que los colegas hagan el trabajo por convicción y no por dinero. Pero necesitamos tener una vida digna, aunque teniendo un despacho y pequeños clientes que puedan pagar un poco y nivelar los ingresos…

P. ¿Qué supone para su vida el acompañamiento de representantes de la ONG Brigadas Internacionales de Paz?

E. P. En los momentos de más peligrosidad me acompañan en todo momento, me llevan y traen a casa, a las audiencias… Y eso tiene un efecto disuasivo muy importante porque para hacerme daño a mí tendrían que dañar también a la persona extranjera y desarmada que me acompaña, lo que tendría más impacto fuera de Guatemala que dentro. Al bufete nos da mucha tranquilidad. Vigilados seguro que seguimos estando, pero que nos vigilen lo que quieran.

P. Usted ha recibido amenazas de muerte, su coche fue atacado… ¿Por qué merece la pena exponerse tanto?
Cada vez que acompaño a una víctima se hace más fuerte el sentimiento de que mi trabajo sirve para algo positivo para el sistema judicial. Soy un abogado de causas perdidas, de los procesos que mucha gente no quiere llevar. Y así uno se demuestra que siendo perseverante, terco, trabajando con mucha convicción, las cosas se pueden lograr, que el paso por esta vida no habrá sido en vano sino que se van dejando líneas, huellas para las nuevas generaciones. Y por qué no decirlo, para la historia de mi país. Por eso vale la pena.

 

5 thoughts on “De abogado de las causas perdidas a sentar en el banquillo al dictador Ríos Montt

  1. María Lucía says:

    Este hombre es GRANDE! Te pasaste, hombre! Que nada te ocurra nunca, te lo deseo desde el fondo del alma!

  2. Carlos hernández says:

    Abogados como este hacen digna la profesión y mi patria. Felicito a mi paisano por su esmerada lucha en favor de la justicia.

  3. Javier Benavente says:

    La humanidad tienen mucho que agradecer a aquellos que pierden el miedo y ponen su rumbo a la justicia, coincido plenamente con la frase “No me preocupa tanto la gente mala, sino el espantoso silencio de la gente buena”(Martin Luther King), cuanto sufrimiento por el silencio cobarde y cuanta justicia por la humilde voz del honesto.

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