La Asamblea General de las autoridades locales

Imagen de una calle de Dakar durante el Foro Social Mundial 2011 en Senegal (Javier Bauluz /Piraván)

A las afueras de Dakar, a veinte minutos en coche del Campus Universitario Cheikh Anta Diop, donde se celebran la mayoría de las actividades del Foro, un anfiteatro con capacidad para 300 personas se ha convertido en una Asamblea General de representantes de ciudades y pueblos de todo el mundo. La Federación de Autoridades Locales ha concentrado a todos los miembros que se han trasladado hasta Dakar en el salón de actos de un hotel de las afueras para conjugar esfuerzos y dar un paso más en la coordinación de políticas locales destinadas a «la inclusión social y la democracia participativa, con la participación de movimientos sociales, así como ampliar la capacidad de intervención política y social de los poderes locales y desarrollar iniciativas comunes», como se define la organización.

Sin embargo, que el anfitrión sea un presidente de al menos 85 años -siempre se rumoreó que Abdoulaye Wade oculta su verdadera edad-, cuya presidencia -que dura ya más de diez años- ha estado envuelta en casos de corrupción y que ha atentado contra la libertad de expresión tiene sus riesgos –paradigmática resultó la detención del entonces Vicepresidente del Parlamento de Senegal, Amath Dansokho, en 2006 tras haber criticado al presidente de «amordazar la prensa» y de derrochar recursos públicos mientras «seis millones de senegaleses están en la miseria», así como la condena a un año de prisión a un médico que el pasado año cuestionó la idoneidad del estado de salud del presidente para volver a presentarse a unas elecciones–. Era previsible que el discurso del presidente Wade, incansable defensor de las bondades del liberalismo, desentonara en un foro dirigido a «fortalecer los lazos entre los gobiernos locales para hacer frente al gobierno de los mercados financieros», como nos explica Miguel Esteban, uno de los responsables de esta Asamblea. Y también lo era que a las puertas del evento un centenar de seguidores del líder de la oposición y actual alcalde de Dakar, Khalifa Sall, se manifestaran en su contra. Lo que no esperaban los asistentes es que el presidente se extendiera durante más de una hora y media compartiendo su cosmovisión sobre los asuntos más dispares con la sala.

Un momento de la Asamblea de la RedFAL (Javier Bauluz /PIRAVÁN)

Una vez que el presidente y sus partidarios abandonaron la sala comenzó realmente la jornada en la que se compartieron políticas puestas ya en práctica y que terminan sirviendo de ejemplos a los otros. La alcaldesa de la población senegalesa de Louga, Aminata Mbengue Ndiaye, fue la primera en introducir una idea transversal a esta federación: «los gobiernos descentralizados son los más  más adecuados para gobernar los efectos de la crisis en la población. Es desde donde mejor se miden los efectos y, por tanto, desde donde se pueden dar respuestas más ajustadas». La alcaldía de Luga ha sido innovadora a la hora de introducir la participación en el desarrollo de las políticas. Esta alcaldesa ha dado prioridad a los jóvenes, a las mujeres y a los sectores más desfavorecidos. Ha sido la primera población senegalesa que ha creado una mutua de asistencia sanitaria para los indigentes y sus hijos. «Tenemos los consejos de barrio, donde se efectúan las consultas y debates, y que proponen las soluciones. Produce una mayor justicia social porque le da derecho a hablar a todo el mundo». Esta idea fue repetida por Gilberto Carvalho, ministro de la presidencia de Brasil, con palabras del ex presidente Brasileño Lula da Silva, «el gobierno tiene que escuchar el pueblo, pero para eso hace falta que hable y que tenga canales para ser escuchados». Participación y más participación, una forma para fortalecer y legitimar los gobiernos democráticos.

«¿Para qué sirve la democracia si no mejora las condiciones de vida de las poblaciones? Nuestra experiencia demuestra que otro mundo es posible. Y para ello el papel de la mujer es clave, por lo que tenemos que librarla de la carga socio-cultural que nos impide avanzar» dice al aforo esta mujer que se ha convertido en un referente del poder de la gestión local en Senegal. «Hay que invertir en en educación, rehabilitar las escuelas, comprar material escolar, y en la salud».  Inversión en educación y salud. «Hay que dar prioridad a gastar un euro en educación a arreglar una calle o cambiar las farolas por una más bonita», recalca Gilbert Roger, alcalde de Bondy, en Francia.

Un momento de la Asamblea de la RedFAL (Javier Bauluz /PIRAVÁN)

«En Ginebra hemos dedicado una parte importante a hablar de los impuestos, de la legitimidad y la necesidad de pagar impuestos. Son mejoras que a lo mejor no están revolucionando el sistema mundial pero sí nuestras localidades», dice Sandrine Salerno, del Ayuntamiento de la capital suiza. Y es que en este congreso conviven varios planos que a menudo se presentan como opuestos o incompatibles y que, en este caso, se reivindican como complementarios. Una federación internacional compuesta por representantes locales, que busca un mundo más justo desde sus municipios, sin apenas fuentes de financiación propias pero  con todo un aparato de gestión cotidiana que, con sus miles de gobiernos asociados, conforman una potente red internacionalista del poder local. Por ello, por ejemplo en Ginebra «hemos dedicado una parte del presupuesto a la agricultura de proximidad, algo que aprendimos en México. Ginebra es una ciudad que no tiene campo ni terrenos cultivables que le permitan trabajar en la soberanía alimentariaasí que hemos decidido trabajar en los vínculos entre ciudad y campo, en la remuneración de las personas que se dedican al trabajo de la tierra y al uso sostenible de los recursos naturales». El derecho a la ciudad – una carta que desarrolla el derecho a un trabajo, a una vivienda digna, a un medio ambiente saludable, a la energía, al espacio público- se ha reafirmado en esta Asamblea general con propuestas para su desarrollo.

Y así, los delegados se fueron repartiendo por grupos de trabajo temáticas: «Cooperación descentralizada y diplomacia de las ciudades para la paz y la solidaridad», «Emancipación y género», «Medio ambiente, cambio climático y derecho al agua», «Servicios públicos y metrópolis solidarias»…. Autoridades y miembros de movimientos sociales de Europa, América Latina y África fundamentalmente, en mesas redondas, libreta en mano y traducción simultánea debatieron durante horas -y en algunos casos, con posturas bastante divergentes- hasta la noche cuando se hizo público la Declaración final de la Asamblea que se desarrollará durante los dos próximos años.

Un momento de la Asamblea de la a RedFAL (Javier Bauluz /PIRAVÁN)

La declaración empieza: «Los miembros de FAL apoyan la capacidad de los pueblos de África, del Magreb a tomar las riendas de su destino. Su voluntad de cambio debe ser respetada. Queremos mostrar nuestro apoyo a todos los pueblos que luchan para recuperar sus recursos naturales, que luchan contra la privatización o la apropiación de sus recursos». Y en los tres folios que ocupa encontramos como prioridad «movilizarse contra la mundialización neoliberal que ha demostrado sus límites, sus fallos; una movilización contra la explotación de las riquezas y recursos naturales de África».

Conversamos con uno de los responsables de esta reunión es Miguel Esteban Moreno, vicepresidente del Fondo Andaluz de Municipios para la Solidaridad Internacional (FAMSI), principal motor de la FAL.

P. ¿Cuáles son los temas que os habéis propuesto abordar en esta 9º asamblea?

Miguel Esteban Moreno. El título de esta edición era «Poder local y crisis global» porque nos hemos enfocado en la cooperación descentralizada, es decir, aquella que se da entre las ciudades directamente e incluso entre ciudades del sur, el género como políticas transversales, la inclusión social, el cumplimiento de los derechos básicos de la ciudadanía. Pero sobre todo, esta ha sido la asamblea de la unión de numerosas autoridades locales africanas a la FAL.

P. Pero para implementar todas esas políticas, es necesario resolver el problema de la falta de fuentes propias de financiación de los municipios. ¿Cómo os planteais resolver este asunto?

En España hay poco más de 8000 ayuntamientos y la tarta de la financiación se resuelve de la siguiente manera: el gobierno central gestiona el 50% de los recursos, las comunidades autónomas el 30% y los ayuntamientos el 13 %. Pero es que en África sólo gestionan el 1% del ingreso fiscal del Estado. Desde la Federación reclamamos más competencias, recursos y una mayor descentralización de los gobiernos nacionales.

P. ¿Hasta qué punto son independientes las autoridades locales para poner en marcha las políticas consensuadas aquí teniendo en cuenta el principio de obediencia al partido que se ha implantado en España?

P. Yo creo que esa actitud empobrece la democracia, el pluralismo político, la ética y provoca un alejamiento de la clase política. La salud democrática está en el debate, que haya diversidad, que no es incompatible con un programa de mínimos compartido. Pero el debate debe verse con normalidad democrática porque si no estamos ante un partido de borrego, el que sea.

P. La soberanía alimentaria es uno de vuestros pilares. ¿Qué papel crees que ha jugado el encarecimiento de los alimentos básicos, por la especulación y el biocombustible, en las revueltas en el mundo árabe?

R. Desde el FAL mostramos todo nuestro apoyo a las protestas populares que reclaman libertad, democracia, justicia, derechos básicos… El encarecimiento de los productos puede haber sido la gota que ha colmado el vaso, pero detrás están el efecto de las desigualdades, de las relaciones tan injustas entre Norte y Sur… Y ahí el planteamiento de la soberaná alimentaria es una herramienta muy poderosa porque reclama el derecho de los pueblos a diseñar sus propias políticas agriculturas, ganaderas y de pesca. Pero claro, eso perjudicaría a esas 300 empresas que controlan la industria de la alimentación en el mundo.

P. ¿En qué basa su convencimiento en el poder de los municipios para hacer un mundo más justo?

R. Yo soy municipalista por convicción, creo que si el mundo se transforma se hará desde los municipios. El ochenta por ciento de los municipios tienen menos de cinco mil habitantes. A pesar de que salgan casos de corrupción, esos son 25 frente a todos los concejales y alcaldes de 8000 municipios en España. La gran mayoría son personas honestas que quiere hacer de su localidad un sitio mejor, que sienten de manera muy cercana los problemas de sus vecinos y que lo que quieren es tener más recursos y competencias para dar transformar su entorno.

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